lunes, 21 de diciembre de 2015

un asco

Se terminaron las clases y se llenó mi inicio de facebook de dedicatorias de gente que se recibió, que agradece a todos sus parientes y amigos por algo que logró o en algunos casos que cree que está por lograr aunque le queden cuatro exámenes y dos entregas.
Gente que se saca selfies con su carpeta final, o va haciendo una cuenta regresiva de las entregas y cosas que le quedan para recibirse, me alegro de sus progresos, pero...  ¿Es necesario?
Ya no me divierte entrar a facebook porque la gente llena de lo mismo esta red social, lo mismo que tengo que hacer yo y postergo para entrar a facebook.
Por favor, diviertanme, aunque sea hagan el ridículo como acostumbran pero no la embolen con los balances de año.
Hace poco vi a un tipo en una plaza que se había teñido la barba de verde, y para mi sorpresa se sacó la remera tras haber jugado un rato con una pelota, y los pelos de sus axilas también estaban verdes, no les pido que le den tanto color a su vida pero sean creativos de otras formas.
Aunque ya sé que esta época del año existe exclusivamente para que a uno le den ganas de recibir regalos y también que se vea obligado a darlos, me sorprende cómo la gente está desesperada por comprar en todas partes de la ciudad, y no sólo regalos, sino que todoo y absolutamente todo centro destinado a consumir algo está lleno de gente como si fueran hormigas en un pedazo de galletita.
No reniego del consumismo, es más me encanta salir a comer, pero no a esos lugares de fast food donde tengo que pagar muy caro por una mierda de comida, sinceramente me gusta más que haya una interacción humana y que un mozo me traiga lo que quiero.
Me sorprende la contradicción entre el concepto de Navidad que nos muestran las películas, y las señoras que llenas de bolsas te llevan puesta y te miran con cara de que vos tenés la culpa. Yo reconozco que soy torpe, que no tengo equilibrio en el bondi y termino agarrandome de cualquier cosa o persona para no caerme.
En fin, lo que quiero expresar con esto es que desde chica me venden que en la Navidad todos estamos más sensibles, más comprensivos y más amables, y es una gran mentira, me siento como Romina, aquella niña que denunciaba a Barney de engañarla por TV.
Yo no dudo de la existencia de Barney pero seguro Papá Noel para él no va a venir, y para mi tampoco.

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