martes, 29 de septiembre de 2015

Primavera con alergia

Hay veces que no tenés ganas de levantarte de tu cama, como si fuera un lugar seguro, como cuando eras chico y tenías miedo a la oscuridad y pensabas que tapándote hasta la cabeza lo que te daba miedo no te iba a lastimar.

No querés levantarte porque el exterior no te entusiasma, menos a la mañana. Cuesta, tu cerebro se quiere despertar pero no puede, y tu cuerpo está totalmente anestesiado. 
Después de todo el esfuerzo lográs levantarte, después de haber corroborado la temperatura y si no hay posibilidad de que llueva.  
Salir afuera hace bien, el mundo exterior está bueno aunque la felpa de los plátanos me irrite los ojos y me de alergia en la piel, y cuando hablo de plátano me refiero a ese árbol molesto que desprende esa porquería amarilla que está en cada esquina y no a lo que para un niño que ve mucho discovery kids sería una banana.
Salir hace bien, el sol aunque no lo soporte sin lentes y también me de alergia, te ayuda a abrir los ojos y sentirte viva. Después de un rato de que tus músculos son estimulados con un poco de caminata se siente ese cosquilleo que es una mezcla de pesadez con ganas de correr hasta que tu corazón esté al borde de reventar. 
La noche es lo mas lindo para mi, pero la noche después de haber disfrutado el día, las noches cuando salís por primera vez de ese cubículo casi tóxico que puede llegar a ser tu cuarto, ese lugar seguro pero adictivo.
Te volvés adicto al encierro aunque a veces te harte, es como todo lo que lleva en exceso. 
Quiero que me devuelvan la primavera, esa de cuando era chica, con cometas, sol y flores; cuando mi cerebro no tenía problemas.

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